La solidaridad es la fuerza de la gente débil.
Hugo Ojetti. Escritor y periodista italiano

viernes, 16 de marzo de 2012

Cuentos y fábulas de hoy

            Hace ya días que no escribo. Lo que pasa que cada día que pasa, la crisis te quita el ánimo de hacer cosas.
El otro día, me fui a ayudar con el idioma a un buen amigo búlgaro a hacer sus papeles en la oficina de empleo (mejor dicho, del desempleo) y solo ver la cola de desamparados del sistema, ya te deja el ánimo por los suelos.
Cada cual conversa con el de al lado, cada cual comenta sus tragedias, uno que otro abre sus sueños de progresar al que tiene más cerca. En cierto sentido, la oficina del paro, es como una terapia de grupo. Es como ir al médico de cabecera, en donde, generalmente los mayores, compiten en quien está más enfermo que el otro.
Es la tragedia de nuestros días.
Parece que todo está al revés. Los políticos de turno, compiten en Europa a ver quien recorta más que el otro. A ver quién es más valiente, que es capaz de quitarles a los de siempre (a los trabajadores, por supuesto), más salario, menos derechos, y a pagar más. A ver quien estrangula mejor la economía de los ya asfixiados.

El consumo se ha venido abajo, las empresas ya no venden y por consecuencia, los trabajadores a cobrar menos o simplemente, a la calle, a no cobrar nada y menos consumo…
En Europa tenemos un poderoso Banco Central Europeo que presta el dinero a los bancos (privados) muchos millones de euros al 1% y estos a su vez, prestan a las empresas, que necesitan desesperadamente el crédito al 7 u 8%. ¡Negocio redondo!
Pero ahí no queda todo, la mayor parte de ese dinero barato, va a “mejorar” el resultado de sus propias cuentas.
¡El dinero no fluye!

Una muy buena amiga, me contó un cuento, que a su vez ella lo escuchó en un programa de radio. Yo se los cuento ahora, un poco novelado para que salga más ameno. Lo importante, es la lección que nos queda.


A un pequeño pueblo de la sierra de Castellón, de solo 400 habitantes, llega un tremendo coche. Un ciudadano ruso, se dirige al único hotel del pueblo y le dice a Pepe, el dueño: Mire, quiero pasar unos días en su hotel, pero primero quiero ver el pueblo y los alrededores. Si me gusta me quedo.
Pepe le responde: Bien, déjeme en depósito 100 euros, si se queda se lo descuento de la factura total. Si no se queda, se los devuelvo.
Dicho y hecho, el ruso le da los 100 euros y sale a recorrer el poblado.


Pepe, con el dinero en la mano, cruza la calle hasta el único restaurante del pueblo y le dice al dueño: Juan, que vengo a devolverte los 100 euros que te debo de las comidas de la semana pasada.

Juan, el del restaurante, sale disparado con el dinero y va hasta la carnicería – Manolo, que vengo a pagarte los 100 euros de la carne que me vendiste para el restaurante-

Manolo, deja a su mujer en el negocio, coge la moto y va a la pequeña granja a las afueras del pueblo. - Luis, Luis, que vengo a pagarte lo de los corderos que me serviste la semana pasada- y le da los 100 euros.


Luis, el granjero, con los 100 euros en el bolsillo, se monta en la furgoneta y va hasta donde Pedro, que es el que vende los piensos para los animales. – Que vengo a pagarte el pienso que te debo- y le paga los 100 euros.
Pedro, el de los piensos, hombre solitario y soltero, coge el dinero y va al pueblo donde María, la prostituta del lugar. – María que vengo a pagarte los servicios que me hiciste y que te debía- y le da los 100 dichosos euros.


María, cruza la calle hasta el hotel, encuentra a Pepe, el dueño. –Pepe, que vengo a pagarte los 100 euros de las habitaciones de los clientes de la semana pasada- Le entrega el billete, ya un poco manoseado.

Nada más irse María, vuelve el ruso. – Mire señor, el pueblo es bonito, pero no me quedaré, por favor devuélvame los 100 euros que le dejé en depósito.


Pepe, como buen hombre de palabra le restituye al ruso sus 100 euros.
            Hasta aquí el cuento. ¿Alguien ha perdido algo? ¿Alguien ha quedado descontento?

            Moraleja: El dinero debe fluir, nadie debe guardárselo y acumularlo, porque si se acumula, al final todos pierden y la economía se hunde.


            Los grandes poderes económicos saben bien que el dinero (Que solo es la expresión de la riqueza de una sociedad) debe fluir, pero en los últimos tiempos, se han empeñado en acapararlo, en quitárselo a las grandes mayorías de ciudadanos. ¿Hasta cuándo? No lo se, pero tarde o temprano algo va a estallar.
            Como gran paradoja de estos tiempos en que hay millones de personas sin ingresos, en que la gente va comprando al mínimo solo lo más esencial, se han disparado las ventas de coches de lujo, de mansiones impresionantes, de joyas carísimas y de obras de arte inalcanzables por su precio, para la inmensa mayoría de ciudadanos.
           Esta crisis está diseñada para que unos poquitos concentren y se apoderen del dinero de la mayoría.

           En 2011 los multimillonarios del mundo, aumentaron de 1011 de 2010 a 1210. Y no hablo de señores con unos pocos millones, hablo de personas como el mexicano Carlos Slim que se le calcula un patrimonio de 74.000 millones de dólares (lo pongo escrito, setenta y cuatro MIL MILLONES), o Guillermito Puertas (Bill Gates) con 56.000 millones.
            En España tenemos a Amancio Ortega, el dueño del imperio ZARA con “solo” 31.000 millones, 7.000 millones más que en el 2010
¡7.000 millones en un año de crisis galopante! Estoy seguro que de no ser por la crisis, este señor y los otros no hubieran ganado tanto. No se crean que este dinero sea de vender mucha ropa, sino de especular con el dinero que ha ido amasando.
            En el fondo, a mi no me preocupa que haya tantos ricos, lo que me preocupa es que cada día hay más pobres, y una juventud que va perdiendo cada día las perspectivas de futuro. Una generación perdida.

            Es por todo eso que hasta te dan pocas ganas de escribir.


            En todo caso, esto no puede durar tanto y los gobernantes que tenemos, no dan ni siquiera un atisbo de solución. Ni una sola lucecita que nos indique el final del túnel negro en que nos han metido.

            Es por eso, que aunque sea a modo de catarsis colectiva, les invito a todos mis lectores de España que el 29 de marzo, vayan a la huelga.

            ¿Qué perderemos un día de trabajo? Qué más da, si dentro de unos días podemos perder el trabajo por una larguísima temporada.

            ¿Qué es peor para la economía? Qué más da, si no puede estar peor, y no la echamos a perder nosotros.
            ¿Qué no sacamos nada con hacer huelga un día? Puede ser, pero por lo menos demostramos un poco de dignidad, que eso también vale y mucho.
            Como estamos de cuentos y fábulas les dejo otra, que también la escuché por la radio y se ajusta muy bien a lo que nos dicen desde los gobiernos.


            Un pajarillo se cae de un árbol. Una vaca que estaba cerca, se da cuenta de la caída y observa que por ahí merodea una zorra. Rápidamente la vaca se pone sobre el pajarillo y defeca encima para ocultarlo.
            El pajarito, al sentirse tapado de excrementos comienza a gritar llamando a su madre. - ¡Pio, pio, pio!
        La zorra astuta, descubre al pajarillo por el piar desesperado, lo saca del montón de excremento bobino, se va al rio, lava al pajarillo y se lo come.


         Moraleja 1: No todo el que te caga es tu enemigo.
         Moraleja 2: No todo el que te lava es tu amigo.
         Moraleja 3: Aunque estés tapado de mierda, no digas ni PIO.

            Con esa sonrisa que les veo en la cara, les dejo hasta la próxima.

¡A LA HUELGA GENERAL!