El avión sobre Santiago |
Es cierto que prometí no hablar de la crisis en las tres semanas de mis vacaciones en Chile. Pero me encontré un pequeño tiempo para escribir un poquito de este viaje.
Empezó todo de maravilla, a punto de embarcar, Iberia me comunica que por tener más pasajeros que asientos en clase turista, me pasaban a clase Business. Como lo cuento, ¡en Business! Pagando clase turista.
Lo único malo es que me dieron los asientos al otro lado del avión y no podría ver el majestuoso Aconcagua al llegar a Santiago. Lo sacrifiqué porque el maravilloso Aconcagua no se moverá de su sitio y la próxima vez que pase por ahí lo veré de nuevo.
Chiloé desde Castro |
Pero lo más importante es que lo llevan relativamente bien.
Todo es verde o azul |
Acabo de llegar de Chiloé.
¡Fascinante!
Intenté mirarlo todo para contarlo después. Desde la idiosincrasia del chilote, hasta las maravillas de sus costumbres.
Achao |
Chiloé, el archipiélago en donde empieza a romperse el territorio, tiene algo mágico y maravilloso.
Los chilotes son gente dura, acostumbrados a pasar las penas y conformarse con lo que hay. Si no llega la gasolina del continente, pues, no ha llegado y punto, siguen la vida sin gasolina y así, con todo lo que les puede faltar. Siguen la vida con una calma pastosa y pasmosa.
Zapateria de Chonchi |
Además, muchas de las cosas que parecen, no lo son.
En una destartalada zapatería de Chonchi, en que rara vez venden calzado, si uno pregunta por doña Rosa, te hacen pasar a la trastienda, en donde la señora te ofrece diversos licores que hace ella misma, el licor de oro, el de café, el “apiao”.
Empanadas en Dalcahue |
Si vas a Dalcahue a comer empanadas de mariscos u otras exquisiteces, puedes pedir un “tecito frío” y te darán una taza de té pero con vino blanco, si pides un “cafecito frio” pues será una taza de vino tinto.
La explicación es que no tienen licencia para vender bebidas alcohólicas y lo hacen ilegalmente, pero todo el mundo lo sabe.
También me toco ver como una gran amiga compraba un salmón en la oficina de un vendedor de artesanía.
Cosas de chilotes
Rayando patatas |
Me contaban el caso de una profesora que recorría las islas para impartir las clases. A golpe de remo, en un frágil botecito llegaba a la escuelita.
Me tocó estar en el festival costumbrista de Castro, solo hace unas horas.
De verdad es que te admiras de lo que pueden y saben hacer y lo que potencialmente pueden. El turismo en Chiloé es una mina de oro y está todo al 20% de su potencial. Faltan ayudas institucionales e infraestructuras. Lo demás es cosa de imaginación
El ferri en el canal de Chacao |
Para variar no tienen ni aeropuerto, solo un pequeño y destartalado aeródromo.
Alguna vez hubo la idea de hacer un puente entre Pargua y la isla, pero cosa extraña, los mismos chilotes se negaron. Como quien cuida su más preciada intimidad, prefieren quedarse como están a que les invadan con el modernismo y la vorágine frenética del siglo XXI.
Palafitos. Castro |
Hasta la crisis es lenta en llegar a Chiloé
Quizás tengan razón, pero lo seguro, es que son felices encerrados en sus islas.
Termino esta crónica desde el Hotel Puerto Chico en Puerto Varas, frente a mí está el inmenso lago Llanquihue y a pocos kilómetros se alza imponente el gran volcán Osorno. Apenas pueda les contaré sobre este enclave. De momento les pondré una foto del volcán, sacada desde Petrohué y les dejo, que tengo una mariscada pendiente.
!Envidia cochina!