Comienza este año más negro que un teléfono antiguo.
Aparte de la crisis y todo lo que conlleva, empiezan a oírse voces de alarma a nivel mundial. Si el pasado año fueron las revueltas en los países árabes y la escalada militar en Corea, ahora empezamos con Irán.
Una de las soluciones clásicas en los tiempos de crisis, es meterse en una guerra, entre más grande, mejor.
Cada vez que un gobierno no sabe cómo salir de los problemas económicos, monta un conflicto, que logra dos cosas, la primera; distraer a los ciudadanos de sus problemas habituales y segundo, predispone a la población a hacer mayores esfuerzos económicos en aras de su “seguridad” sin rechistar.
La historia está llena de ejemplos similares.
La diferencia en esta oportunidad, es que al estar todos “globalizados”, una guerra como dios manda, debe ser global, o por lo menos que nos implique a todos de alguna manera, ya sea aportando tropas, dinero, logística o información.
Ha empezado 2012, con una escalada informativa en contra de Irán que poco a poco se está convirtiendo en leves escaramuzas militares.
Poco han informado los medios sobre actos de sabotajes dentro de Irán, que el gobierno de ese país ha minimizado o pasado como “accidentes”, como por ejemplo, el estallido de un polvorín en la localidad de Bidganeh, cerca de la capital, en noviembre. El derribo de un avión espía norteamericano sobre Irán, los atentados mortales a cuatro científicos y hoy mismo, en la ciudad de Isfahan una explosión, en lo que se presume una planta centrifugadora, ligada a la industria nuclear.
La verdad es que a pocos gusta el régimen iraní, por su fundamentalismo religioso, el trato discriminatorio e indignante hacia las mujeres y en general por sus concepciones del estado, alejadas a cualquier atisbo de Estado de Derecho democrático.
Pero en realidad, las noticias que nos dan los medios dejan mucho que desear. Más que noticias, parecen ser propaganda preparatoria para mostrar al régimen iraní como la gran amenaza de toda la humanidad. Ya vivimos en las últimas décadas, algo parecido con Irak y Afganistán.
¿Recuerdan cuando se nos dijo que Sadam Husein tenía unas armas químicas y nucleares con las que nos amenazaba a todos?
Ahora es exactamente lo mismo. Seguramente el régimen de los Ayatolas, sueñan con tener una bomba atómica y están tratando de hacer algo para tenerla. Lo que nadie nos dice es que pasará mucho tiempo antes de que puedan lograrlo.
Esta semana, los telediarios de todo el mundo han dicho que “Irán a logrado refinar uranio al 20%, más de lo que se necesita para fines pacíficos”. No quiero aburrirlos con explicaciones técnicas, pero diré solo que el uranio para las centrales nucleares que producen electricidad debe ser enriquecido al 4% al 6%, a esto se le llama “uranio empobrecido”.
El uranio para una bomba nuclear debe ser uranio enriquecido a más del 90%, por lo que Irán aún le falta mucho para llegar a producir el material para una bomba atómica.
Pero eso no es todo, y esto necesita una explicación más o menos técnica. El uranio normal (U 238) contiene menos de un 1% del uranio que sirve para hacer bombas (U 235, isótopo del uranio normal), así que para llegar a la cantidad necesaria de U 235 se necesita mucho, mucho uranio (para sacar un kilo de uranio 235 se necesita procesar varios miles de toneladas de material de uranio normal). Es por eso que el gobierno Iraní se ha acercado tanto a Venezuela que en su territorio tiene grandes yacimientos de ese elemento.
Luego hay que separar el uranio 238 del 235 en cientos de centrifugadoras, trabajando a tope. Por eso se han asesinado a 4 científicos que trabajaban en esas plantas centrifugadoras y esa es la explicación del supuesto atentado de hoy.
Pero aún no acaba el cuento. Después de tener el suficiente Uranio 235, debe hacerse la bomba, que es otro proceso bastante difícil, que requiere de alta tecnología nuclear y de componentes electrónicos muy sofisticados, que están en manos de muy pocos países. De lo contrario se corre el riesgo de que la bomba simplemente no explote.
Luego debe desarrollarse el “vector”, es decir el medio por el cual se lanzará la bomba en el objetivo. Por las condiciones geográficas de Irán, lo único que pueden hacer es desarrollar un misil de medio o largo alcance, lo suficientemente fiable para que no sea derribado a medio camino.
Algo que la gente no sabe, es que una bomba nuclear, no estalla por impacto con el blanco.
Si un misil con cabeza nuclear es derribado en el aire, lo único que producirá será una contaminación radioactiva leve por los trocitos del material radioactivo en el lugar de la caída, pero de ninguna manera por explosión nuclear. Pasaría más o menos como el avión norteamericano que cayó en Palomares en España, el 17 de enero de 1966, con cinco bombas de 1.5 megatones. Ninguna explotó.
Dicho esto, ¿por qué entonces todo este miedo a Irán, ahora?
En juego están muchas otras cosas, y casi todas de índole económica o política. En estados Unidos, que es principalmente el inductor de la escalada, junto a Israel, próximamente tendrán elecciones presidenciales, en medio de un panorama económico bastante oscuro. Barak Obama, a pesar de la pose de presidente diferente y progresista, ha encontrado en el “enemigo iraní” una carta para jugarla como medida electoral. Tampoco es ajena la industria militar norteamericana, que ve en la guerra, una salida al stock de material de guerra no gastado en Irak y Afganistán, así como una reactivación de su industria armamentística.
La otra cosa fundamental que está en juego, como siempre, es el petróleo iraní, que se ha orientado principalmente a China e India, en lugar de a occidente. Es por eso que se está tratando de hacer un boicot al crudo de ese país por parte de la Comunidad Europea, Estados Unidos y otras naciones.
La retirada de las topas de EE.UU. de Irak y el acercamiento del actual gobierno a Iran (ambos son musulmanes chiies) hacen imperiosamente que se busque una derrota de esta alianza con la destrucción del régimen de los ayatolas, pero para lograr esto, primero hay que “predisponer” a los ciudadanos contra Irán. Es decir, meternos el miedo en el cuerpo.
Ciudadanos con miedo a la “bomba iraní” justificarán y apoyaran otra guerra como la de Irak.
El los planes de occidente, teniendo bajo control el petróleo de Irak, de Libia, de los emiratos árabes y saudíes solo falta el control del crudo iraní y de paso, metemos en el mismo “eje del mal” a Venezuela que les ayuda y ¡que coincidencia, también tienen petróleo!
No defiendo a Irán ni a su régimen indeseable, pero me niego a que me extorsionen por el miedo, para que occidente controle el petróleo mundial.
En términos económicos, al ser dependientes totalmente de este combustible, a occidente no le gusta nada que China, Rusia, India o Brasil sean economías en auge, que desplazan lentamente a las grandes economías tradicionales, porque en definitiva, el control económico es, sin lugar a duda, un control político y de poder del sistema del capital.
En la última década, Europa y sobre todo EE.UU. están viendo, cómo su control sobre los países dependientes va desapareciendo. La globalización tiene esas cosas, que por un lado hace que los capitales manden libremente por el mundo, pero que también los países menos fuertes, aprovechen la propia globalización para emerger y convertirse en potencias económicas.
Ya lo decían los “comunistas” chinos; “venceremos al capitalismo con sus propias armas”. No se referían a las armas convencionales, sino a las propias reglas del capitalismo. Así hundieron la mayor parte de la industria ligera del mundo y necesitan el petróleo que les vende Irán para intentar hundir la industria pesada de las grandes economías.
China e India ya produce sus propios coches, aunque por el momento muy rudimentarios (esto es cuestión de tiempo), mientras inundan los países pobres con coches baratos, contaminantes y muy feos, pero que le solucionan la vida a los menos pudientes.
Mi cuñado que trabaja en la Volkswagen en Alemania, me contaba que están produciendo a destajo, cajas de cambio de coches para China. No sería raro que a los feos Great Wall o Geely, los chinos le pongan piezas de coches occidentales, así no invierten en desarrollo de sus propias piezas. Algún día las copiarán y las fabricarán ellos mismos, pero para eso necesitan… ¡¡¡Petróleo!!!
Como ven, no se trata del miedo a que los iraníes nos pongan al borde de la tercera guerra mundial, ni que se pongan a tirar bombas nucleares que acaben con el mundo en 2012. El problema es más simple, controlar el petróleo y hacernos que nos olvidemos por un rato la crisis y además tengamos que pagar una nueva guerra.
Malos bichos nos gobiernan.
P.D. Les dejo un video que tiene mucho que ver con lo que relato. Se llama "La doctrina del shock".
Es un poco largo, pero merece la pena verlo.
La doctrina del shock. (Video)
Carlos, para un viernes 13 no está nada mal el análisis =D Quiero creer aún que este año será especial, y yo no diría "de miedo" más bien con altas y bajas con tendencia a complicarse un toque más .. pero afuera los miedos, a que si!! Año de los desafios, puede ser? Abrazos virtuales de reencuentro!!
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