El
fin de semana pasado me escapé con mi mujer a la bella ciudad portuguesa de
Oporto.
Con
tanta crisis y aprovechando unos ahorrillos, se necesita desconectar un poco.
Por supuesto, viajar con Ryanair que es muy barato, asumiendo todas las reglas
que te ponen; ir hasta el avión caminando aunque llueva, sorteando camioncitos,
turbinas en movimiento, la maletica (trolley) a cuestas, a pelearse por el
asiento…
Quizás
una de las formas de aguantar la crisis sea fabricar abrigos largos con muchos
bolsillos grandes por todos lados, incluso en la espalda, porque estos de las
aerolíneas de bajo costo no te permiten llevar nada en las manos, excepto el
trolley. Así, los calzoncillos y los calcetines en el bolsillo izquierdo, las
camisas y los pijamas en el bolsillo derecho, el ordenador portátil en la
espalda…cada ley tiene su trampa.
Los
portugueses me caen bien (excepto Mouriño y Cristiano Ronaldo) porque cada vez
que voy a Portugal, me parecen gente muy acogedora, sin aspavientos,
respetuosos y sobretodo humildes. Cosas que parecen les falta a los dos que
mencioné arriba, cosa extraña en un portugués.
También
me caen bien desde ese día en que se pusieron de acuerdo para quitarse de
encima a la dictadura salazarista, el 25 de abril de 1974, al son de una bella
canción, la “Grándola, Vila morena”. Para que lo sepamos todos, la Villa de
Grándola, es un municipio de Setúbal en el Alentejo (más allá del Tajo) al sur
de Lisboa.
Aparte
de la música de la canción, que es un himno tranquilo y firme, como los propios
portugueses, a mí me gusta esa estrofa que dice:
En
cada esquina, un amigo
En
cada rostro, igualdad
Grândola,
villa morena
Tierra
de fraternidad.
Los
trabajadores del hotel (con una amabilidad extrema) nos aconsejaron ir a comer
donde no van los turistas, en Afurada, que es como un pueblecito
al otro lado del rio Duero, donde están asando las sardinas gigantes en plena
calle. Con las sardinas, unas patatas jóvenes, una ensalada y por supuesto vino
verde, ya estás listo.
A
mí me gustan esos lugares humildes pero con encanto y sinceridad. Ahí es donde
se muestran las gentes tal como son.
Titúlé
este escrito como Mariano manostijeras en Oporto, porque nada más volver de ahí,
nos encontramos con la mala noticia de más recortes, ayuda a bancos privados
con dinero estatal y…Mariano el recortador, visitando Oporto. Alcanzamos a
irnos porque echarte a perder la evasión de fin de semana topándose con Mariano
Rajoy en el aeropuerto de Oporto hubiera sido como si te persiguiera la maldita
mala sombra de la crisis.
Estábamos
en Oporto cuando los franceses le dieron un palo a Sarkozy, a su enorme ego y a
su enorme Carla Bruni (Todo alrededor suyo, es enorme). También a la Merkel en
uno de sus Lander y los griegos tirando cada uno por su lado, pero en contra de
la intervención germana. Sin olvidarse de las municipales italianas en que los
acólitos de Berlusquito perdieron varias alcaldías. Ni de vacaciones puedes
irte, que te persigue la crisis.
En
Portugal, los salarios son menores que en España (para allá vamos) y los
precios, como aquí, incluso algunas cosas, más caras, pero van tirando como
pueden. El salario mínimo interprofesional está en 565.83 (España 641.40).
En
todo caso, las gentes van haciendo su vida, cada cual como puede y lo que me alegra
es que siguen sus tradiciones.
El
5 de mayo empezó la Queima das Fitas. Los estudiantes universitarios salen a
las calles vestidos rigurosamente de negro. Las chicas con faldas y camisas con
un corbatín, los chicos con corbata, camisa blanca y una especie de gabán, pero
todos con una gran capa negra y recorren las calles en bandadas, cantando,
gritando consignas para después reunirse en parques y explanadas tomando alguna
bebida que llevaban discretamente en botellas de plástico.
Se
me imaginaban a los chicos de las películas de Harry Potter. Todas las chicas
sin excepción con el pelo largo. En cada esquina les mirábamos buscando a Harry
sin éxito. No en vano, la autora de la saga J.K. Rowling vivió en Oporto y
algunas escenas se filmaron ahí, en especial en una pequeña librería, Lello e
Irmao que es como sacada de un libro de cuentos, en especial, su escalera
mágica. (Pongo fotos).
Mariano
Rajoy, alias “manostijeras”, se fue a Oporto para “revitalizar” las relaciones
con Portugal con su amigo Passos Coelho. Me llama la atención el nombre del
Primer Ministro portugués; passos coelho significa, “pasos de conejo”, es decir
a saltitos, tal como va la economía lusa.
Lo
cierto es que Rajoy, después de lo de Argentina y Bolivia, se ha quedado solito
en el hábito Iberoamericano (y poco a poco en el Europeo), ya nadie habla de
las nacionalizaciones y (acuérdense lo que les digo) fue a hablar con Passos Coelho
para que a través de él, convenza a los brasileños para que la Cumbre
Iberoamericana de este año en Cadiz, no sea otro fracaso agregado a la debacle
económica de los recortes y repagos que sufre España.
Ya
ven que aprovecho las cosas para hablar de Oporto y también de la crisis. Lo
que pasa es que estamos en un mundo en que todo está ligado. Nada es al azar y
muchas veces vemos las cosas por separado, lo que nos lleva a los errores como
los que muchos cometieron, votando a Rajoy.
Hablando de esto, el 1 de mayo, me encontré con varios técnicos del Ayuntamiento de Alicante en la manifestación. Algunos de ellos siempre van a estas manifestaciones, pero ahora van, incluso aquellos que votaron a sus jefes políticos, cabreados por los recortes en sus salarios y la espada de Damocles pendiente sobre sus cabezas, amenazando perder sus trabajos. Debieran tomarlo como lección; “Roma no paga a traidores”.
Hablando de esto, el 1 de mayo, me encontré con varios técnicos del Ayuntamiento de Alicante en la manifestación. Algunos de ellos siempre van a estas manifestaciones, pero ahora van, incluso aquellos que votaron a sus jefes políticos, cabreados por los recortes en sus salarios y la espada de Damocles pendiente sobre sus cabezas, amenazando perder sus trabajos. Debieran tomarlo como lección; “Roma no paga a traidores”.
Las
cosas pintan negras oscuras, que ya es mucho decir. Este fin de semana nos echamos
de nuevo a la calle, ya lo dije en este blog (2012. La crisis cabalga)
en noviembre.
Para
consolarme, me quedo con los buenos recuerdos de Oporto, así es la vida, entre
palos y desventuras, quedémonos con algunas cosas buenas.
Desde aquí les mando un saludo y un agradecimiento a los trabajadores del hotel Porto Trindade, a la parejita que nos encaminó a lugares interesantes, a los vendedores de recuerdos típicos, a la inmigrante de la India que nos sirvió con presteza y una sonrisa en Gaia y en general a los portugueses que tienen los mismos problemas que nosotros y los mismos culpables de la crisis.
¡Todos
a protestar este sábado, que no nos sigan robando la esperanza!
Fotos de Oporto
Grándola, Vila Morena
Fotos de Oporto
Grándola, Vila Morena
No hay comentarios:
Publicar un comentario