El 6 de enero, en España es festivo, se celebra la llegada de los reyes magos de oriente, que se supone trajeron a Jesucristo, los regalos más preciados desde las lejanas tierras, oro, incienso y mirra cuando este nació.
Cuentos aparte, la noche del 5 al 6 se les entrega a los pequeños, los juguetes que estos pidieron como recompensa por haberse portado bien todo el año.
En otros países, el que trae los regalos es Santa Claus, el Abuelo de las Nieves o El Viejo Pascuero, según el país, este cambia de nombre y hace rato cambió su traje verde, por el rojo y blanco de la Coca-Cola.
De todas maneras, es el día en que los padres engañan a los hijos, los vendedores de juguetes engañan a los padres y los chinos que los fabrican nos engañan a todos.
- ¿Qué le pediste a los reyes magos?
- Una Playstation III y una equipación del Real Madrid –responde el niño.
- ¿Y qué te trajeron?
- ¡Una puta patineta!
Entiendo el enfado del chiquillo, lo que pasa es que es muy difícil en tiempos de crisis, dar todo lo que los hijos piden, más aún cuando les hemos acostumbrado a pedir cuando la vacas gordas y difícil de cumplir cuando las flacas.
Alguien dijo que tiene más el que no pide y al que pide, siempre le falta.
Los reyes magos de este año llegaron ligeritos de encargos para casi todos porque ya no están las cosas como para gastar y regalamos lo que podemos.
Incienso, aún podemos, lo compramos en los chinos en palitos por montones. La mirra, que no es más que resina de árbol, ya no se lleva y el oro… ¡a ver quién es el guapo que regala oro, al precio que está!
Casi estoy seguro de que los Reyes Magos y Papa Noel no existen, como me he acostumbrado a confiar en la gente, aunque sepa que están tratando de engañarme, aún confío en que sean de verdad y el mito sea real.
Seríamos más felices si nos engañaran los Reyes Magos y Santa Claus, que el gobierno, los bancos, el FMI, el ECOFIN que si son reales como la puta patineta del chiquillo de la tele.
Lo que si estoy seguro es que al calor de la crisis, en España, el número de personas que creen que el Rey de España (como institución) no debiera existir, crece por momentos. No porque las monarquías sean superfluas e intrínsecamente antidemocráticas, sino por el gasto que nos supone a todos los ciudadanos de a pié, tengamos o no trabajo, tengamos o no hipoteca, igual tenemos que pagar hasta las regatas del Jefe del Estado.
Leo que en 2010 la Casa Real se llevó casi 9 millones de euros, que reparte el Rey, según este crea (está en la constitución), no gasta en casa (palacios), ni en personal de servicio, ni en la luz (que nos ha subido otro 10%), ni en transportes, ni en nada que los demás tenemos que pagar cada día.
Una de las cosas que nos puede acarrear la crisis (y la edad del Rey y sus evidentes achaques) es que posiblemente en 2011 o 2012 este abdique a favor del príncipe. Entonces se abrirá el debate de monarquía o republica, aparcado de momento, por la campechanía de Don Juan Carlos y su supuesto aporte al cambio a la democracia en España, después de la dictadura franquista. Digo supuesto, porque yo aún no tengo bien claro, el papel de éste cuando el intento de golpe de estado de 1981 (treinta años ya).
Un vecino mío me decía ayer mismo: “esto va a explotar, no se cómo pero va a explotar”. Le encuentro toda la razón, las fiestas de fin de año, las rebajas y las vacaciones escolares, se me asemejan a la calma que precede a la tormenta.
Pero no solo en España y en Europa. La crisis global, traerá un cambio global, incluso a países que están anestesiados de crisis y que no la sienten como nosotros y aún creen que ellos están bien.
Lo malo es que la historia demuestra que las salidas a las crisis se solucionan con guerras o revoluciones. Pero esta es distinta, quizás nos hagamos todos mormones, hippies, ecologistas, nudistas u otra cosa parecida, pero algo pasará.
Algo tiene que pasar, no solo que caigan muertos mirlos negros del cielo, sino algo más grande y pausado, algo que nos llegará de a poco, como en cámara lenta. De todas maneras, tiene que haber un cambio, que al principio será doloroso, pero necesario y mejor.
Mientras tanto, disfrutad del momento.
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